Un día alguien que sabe mucho de esto me sugirió que siguiera una máxima que el venía haciendo desde hace muchos años. "Durante todo este tiempo, y es mucho, trabajando en el mundo de la radio y la comunicación nunca he pronunciado el nombre del asesino de John Lennon. No voy a contribuir a que su nombre vaya ligado al de Lennon, ese es mi grano de arena."
Si todo el mundo que nos dedicamos a hablar o escribir para el público siguiéramos este consejo, el nombre de semejante esperpento de persona ya se hubiera olvidado.
Más allá de todo esto, que ya poco importa porque el hecho es que John Winston Lennon ya no está entre nosotros, hoy se cumplen 32 años de los hechos que ocurrieran a las puertas del edificio Dakota de Manhattan, Nueva York.
La leyenda de Lennon creció como la espuma hasta convertirse, si no lo era ya, en uno de los iconos de la cultura del siglo XX, por no decir el icono.
Su obra ha dejado impronta en millones de personas y los que pueden entender sus letras se han llevado al corazón toneladas de buenas palabras, de versos insuperables y una forma de ver la vida muy pacifista y espiritual.
Gracias John por dejarnos este legado tan maravilloso, gracias Lennon por hacer todo lo que hiciste y vivir como viviste.