Vale, lo confieso: el del sábado fue el primer gran concierto por el que no pagué, y no fue porque aprovechase la conocida escasa seguridad del Palacio de los Deportes de Madrid, sino porque me invitaron. Gracias. No es que fuera un 'A caballo regalado…', a mi me gustan los Arcade Fire, y tengo sus tres discos.
El sábado presentaban el más reciente 'The Suburbs'. A las 20:30 nos aposentamos en una de las gradas porque me apetecía ver al grupo invitado. Fucked Up ya te dicen con su nombre que no son una banda normal. Los también canadienses proponen un punk distinto, con una música bastante limpia, pero una voz tirando al hardcore. Unos chavalitos con la aparencia de Weezer y una chica gafa-pasta al bajo, pero al frente de todo un un tipo gordo, calvo, con barba y sin camiseta, con una actitud extrema, que incluso incluye cortes someros provocados por él mismo en su frente para enseñar algo de sangre.
Le ponen ganas. Damian se baja para cantar cara a cara a la primera fila, que seguro vio muy de cerca el tatuaje de su pecho, pero en esa primera fila entiendo que estarían los (las) grandes fans de Arcade Fire, así que no funciona.
El sonido era uno de los más ratoneros que he escuchado en mi vida, así que nada de nada. No se apreciaba ningún movimiento en el público. Si Fucked Up hubiera actuado en un sitio como la Siroco o Gruta 77 ante 100 ó 200 personas, hoy estaríamos hablando de un concierto memorable y de un espectáculo sin igual, pero no metáis a estos tíos en un gran recinto. De momento.
Señores técnicos: sonoricen. Es una pena que alguien que le echa tantas ganas suene tan mal. No fue culpa de la banda. Es verdad que son el extremo opuesto de sus paisanos, pero si no pueden ajustar propuestas tan diferentes, que no lo propongan. En resumen, la elección de Fucked Up fue una equivocación, así que sólo podemos esperar a que terminen cuanto antes y que salgan los Arcade. – Inciso: mucho ojo con Fucked Up. Me ha gustado lo que he escuchado y visto de ellos por la red. El otro día en Lisboa, con la cumbre de la OTAN por enmedio, se los llevaron a una sala pequeña y barrieron. Yo me los he apuntado. – Amenizamos la espera con pipas y algo de cerveza, y el Palacio se vuelve a llenar. A tope. Las 21:30. Aún quedan unos 20 minutos de espera, y yo me acuerdo de la primera vez que Pete Townshend pisó ese mismo escenario con 2 minutos de retraso y nos pidió perdón por ello. Finalmente aparece el elenco de grandes músicos que conforman Arcade Fire, y empiezan a escucharse los golpes de caja característicos que dan paso a Ready To Start, indudablemente la mejor opción de la banda para comenzar la actuación.
El respetable en pie. Ese es quizás el momento más movido de la actuación, pero no olvidemos lo que hemos venido a ver. El sonido de Arcade Fire es de los que te invitan a cerrar los ojos y simplemente escuchar. Es ahora cuando me jode que Fucked Up hayan sonado tan rematadamente mal y que ellos suenen tan extremadamente bien.
El equipo visual se reduce a una sola pantalla de vídeo de no mucho tamaño, y un juego de luces en el que destaca un rojo que hace al escenario latir como un corazón, así que los canadienses nos están proponiendo que nos centremos en ellos y su música. Funciona. Incluso nos sentamos y nos limitamos a escuchar. El repertorio es estable. Sus tres discos son muy similares (y muy buenos), por lo que da igual que se centren en presentar nuevos temas o que por el contrario recuerden sus discos anteriores.
Un par de 'Neighbourhoods', Haiti, el tema homónimo 'The Suburbs', Intervention… Se suceden los temas con el carismático Win Butler como director de orquesta, pero yo me quedo colgado de su señora esposa, Regine. Ella toca el acordeón, el piano, se mueve por todo el escenario y a veces pierdes su rastro para encontrarla cerca de la batería, luego con los violines, otra vez en el teclado.
Sigo impresionado de cómo ocho multi-instrumentistas pueden sonar tan bien. Pero es que ninguno de ellos destaca sobre los demás. Esto es una banda. Un todo. Con Wake Up llega probablemente el cénit de la actuación, pero ya nos estamos acercando al final. Tras algo menos de una hora y media, los Arcade Fire se despiden de Madrid para volver unos minutos después con los bises.
Resumiendo: bien. Entiendo que el mismísimo David Bowie se haya quedado prendado de esta gente, e insisto en que es difícil encontrar un concierto con un sonido así de cuidado.
Yo le suelo pedir algo más a un directo. Me gusta que no me den oportunidad para sentarme, y que pueda saltar. Me faltó algo. A eso de las 23:00 el Palacio ya estaba vacío, y a las 12 ya estaba en casita. Me faltó un puntito de alegría. Algo de vida. Qué narices, ¡¡¡Rock and roll, nena!!!
Llamadme loco, oye. Salud.
Chemi SG