La segunda parte de la gira española de Bruce Springsteen recayó anoche en San Sebastián (Donostia) con un concierto de unas tres horas de puro rock and roll ante unos 40.000 asistentes.
Las nubes estuvieron amenazando durante el día y la tarde y al final descargaron esa, tan esperada, agua mientras Bruce descargaba un buen repaso de su nuevo disco y grandes clásicos para gente venida de todas partes del país.
La actuación estaba prevista para las 21:00 y esos primeros chaparrones retrasaron la salida de la E Street Band hasta 21:30 pasadas. Tras la aparición de los músicos ahí a luces apagadas salió él: El Jefe. Con su mítica Fender Telecaster y al grito de “Hola San Sebastián” dando arranque con una perfecta versión del “Who´ll Stop The Rain?” de la Credence, canción que la lluvia se tomó a guasa. Sin mediar descanso empezó con un guiño para su nuevo disco que la gente conocía a la perfección. “We Take Care Of Our Own” y “Wrecking Ball”. Palabras en castellano dirigidas a estos tiempos difíciles que vivimos en España y también para las personas que se echan de menos, incluyendo ahí a su fallecido saxofonista Clarence Clemons.
Arropado en todo momento por una estupenda E Street Band encabezada por Steve Van Sandt y por el sobrino de Clemons, Jake, (respaldando muy bien el hueco dejado por su tío) interpretó una primera ronda de temas como: “Spirit the night”, “Night”, “Does this bus stop at 82nd street”, “She´s the one” o “Working on the highway” coreada al unísono entre El Jefe y el público.
Algo más del nuevo disco como “Sacked and Drawn”, también muy bien acogida por todos, antes de llegar a uno de los mejores momentos de la noche: la interpretación de “Waitin’ on a sunny day” en la que subió a un niño (no más de unos 5 años) y que tuvo que coger a la carrera para que no se metiera detrás del escenario y cantar así con él agarrado esta canción que el niño cono a la perfección y cantaba el estribillo. Hubo tiempo para la armónica y embelesarnos con “The river” bajo una luz tenue en su comienzo. Momentos también de euforia con “Badlands” mientras nos caía una buena tromba de agua. Pero daba igual porque él se mojaba igual que nosotros, o más, que hasta ofreció su guitarra a la lluvia.
Tras ya pasadas más de dos horas de concierto los bises arrancaron cuando con una de sus coristas interpreta “Rocky Ground” acompañados por un simple teclado y unos ritmos. De repente se encienden las luces del estadio y muchos diciendo: “¿y ahora qué pasa?”…con oír a Bruce decir: “Are we ready????” quedó respondida la pregunta. “Bor in the USA” seguida de “Born to run” mientras no paraba de corretear de un lado a otro del escenario con su guitarra colgada y dando la mano a los de las primeras filas con el público totalmente eufórico y entregado.
De nuevo la lluvia nos vino a dar el último golpe de fuerza para esos corazones hambrientos con “Hungry heart” y la fabulosa versión de “Seven night to rock” (Moon Mullican) con el ritmo más rockabilly y festivo de toda la noche, bailada también con tres niños en el escenario.
Y de nuevo el homenaje para Clarence Clemons con proyección de imágenes junto a Bruce, finalmente dejando una mirada del que fuera legendario saxofonista de la E Street Band y dedicarle “Dancing in the dark”.
Pero no sería la última, hubo tiempo para cerrar la noche con “Teeth Avenue Freeze-Out” y despedir así desde la puerta que da paso a detrás de las tablas a todos y cada uno de los músico de la E Street Band y quedarse solo en las tablas para dar de nuevo las gracias y pasarse para dentro con ellos.
Y ahora entiendo por qué lo llaman El Boss: Tres horas de auténtico rock and roll con un sonido brillante en todo momento, una magnífica banda (que no presenta al final, los presenta pasada la tercera o cuarta canción), con unos juegos de luces y pantallas que se nota que domina en todo momento y un entregamiento total a su público. Un tipo que suda (o habría que decir que mojó por la lluvia) los 65€ que vale una de las más baratas localidades.
INCREÍBLE.
Angelito!
