El viernes pasado Enrique Bunbury dio el último de los tres conciertos previstos en el teatro Gran Rex de Buenos Aires, y volvió a superar los pronósticos y expectativas de quienes lo siguen desde sus inicios y de la prensa local.
Habían pasado dos noches claramente distintas, no solo en su público y en el repertorio, si no también en como fue aumentando la intensidad del concierto y la potencia de la banda, que poco a poco fue familiarizándose con el escenario del Gran Rex, hasta llegar al punto culmine en el último show. Esta vez también fueron mas que puntuales quienes ocuparían la última y más alta bandeja del teatro, y volvieron a dar el presente en la puerta del Gran Rex antes de que lleguen las 19hs.
Tal como lo marco la rutina, transformada en ritual para quienes concurrimos los tres días, se hizo el ingreso previo a hall para luego pasar a una sala, en la que los espíritus del rock and roll parecían haberla embrujado en esta noche de viernes, y el público mas rockero de la trilogía de conciertos comenzó a tomar posiciones lentamente en sus lugares, para empezar a rebalsarlos de impaciencia a poco de ocuparlos. La arenga esta noche tenía un tono más duro, no era el publico “Fan” de la primera noche con sus gritos de amor adolescente, o los padres y madres de familia del segundo día, que con tatuajes de Héroes del Silencio en la piel, llevaron a sus pequeños hijos a conocer a Bunbury y compartir un sentimiento en un "en vivo y en directo".
Esta noche era la noche del publico mas primitivo del rockero español, los que buscan la sobriedad en las remeras negras y alientan en tono futbolero hasta perder la voz, el que lo sigue desde los conciertos de Héroes en el mítico “Obras Sanitarias” (templo del rock argentino), los mismos que llenaron “La Trastienda” con “Radical sonora” y no tuvieron dudas del camino del músico, esta noche se intuía en el aire una fiesta del rock.
Ya sobre la hora señalada las “tribus” habían completado las parcialidades y no quedaba espacio libre en ningún punto del teatro, los cánticos se mezclaban con un intenso “zapateo” sobre el piso de madera que termino estallando cuando se apagaron las luces del teatro, y poco segundos pasaron hasta que en el escenario las luces pintaron de azul la silueta de Jordi Mena primero y después las del resto de la banda, para que se complete el inicio de la presentación con la aparición de Enrique Bunbury en lo mas alto de la tarima y comenzar su último show del “Tour Las Consecuencias 2010” en su parte Americana.
Tal como las noches previas la apertura fue marcada por “Las Consecuencias” y el megáfono rojo, que combina con las pikas que luce “El Hombre Delgado” sobre su pantalón negro, igual que el sombreo y el saco que luce, para continuar el recorrido por su última placa con “Ella me dijo que no”, y volver a poner de pie al teatro con “Frente a Frente”. Ya entrando en la ultima parte de la primera etapa del show, sigue “De todo el Mundo”, y le deja el espacio al monstruoso guitarrista Jordi Mena para que haga lo suyo con “Los Habitantes” y público lo acompañe coreando el punteo. Se venía la segunda parte del show según el esquema de las noches anteriores, pero esta vez Bunbury y “Los Santos Inocentes” se veían poseídos por el espíritu de un público de pie que no abandonaba la adrenalina, y entre tema y tema ovacionaba a quienes los correspondían desde el escenario con categoría y entrega. La noche había sumado intensidad, que estalló en potencia cuando el “Aragonés Errante” hizo resurgir a “Iberia Sumergida” desde lo profundo de aquella placa llamada “Avalancha”, otra ovación, pero esta vez en tono de reconocimiento a la trayectoria de quien volvió a hacer poner los puños en alto a todos los presentes. Desde “Flamingos” llego “Si” para no dejar sentado a nadie, y seguir de pie para que el Reverendo Rebenaque abandone los teclados por un momento y sea presentado al acordeón de la mano de “El Extranjero”, en medio de un teatro que parecía que no iba a soportar terrible agite. Después de una excelente versión de “El Anzuelo”, de “Que tengas suertecita” y mas cánticos con tono “futbolero”, llegaría el pedido de un militante que entrego la vida a la causa que había llenado esta noche el Gran Rex, y es así que a modo de consejo anunciara “Apuesta por el Rock and roll”, como un deja-vu de lo que seguía en la noche. Bunbury y “Los Santos Inocentes” marcaban el ritmo de la taquicardia de un público que pedía rock and roll, y esta noche no iba a faltar, así arrancó la etapa mas rockera del show, entre “El hombre delgado…”, una rockeada “Alicia” y desde la inspiración de el Puerto de Santa María unas “Bujías para el dolor”.
Un show verdaderamente agotador, abajo y arriba del escenario sobre todo, quizás por eso la banda se tomó unos minutos para iniciar el final de un concierto inmejorable, y después del corto tiempo en que los asistentes dejan previsto el sonido, las guitarras acústicas traen los acordes de “Canto… el mismo dolor”, seguida por “El Rescate” y terminar la última noche con “El viento a favor” y un público de pie que resistía a irse y tardo varios minutos en abandonar la sala. Definitivamente la última noche de “Las Consecuencias” en Buenos Aires es la que mas representó al público argentino y el potencial de un artita como Enrique Bunbury, que junto a “Los Santos Inocentes”, brindó un show que dejo más que conforme a quienes lo presenciaron. Quienes acompañan a Bunbury en el escenario manifestaron los resultados positivos de estos tres show en Buenos Aires, en los que fue grabado material para el doble CD en vivo de esta Gira, que finalizará en España donde realizaran los 9 conciertos que completan el total de los 56 anunciados hasta hoy.